domingo, 12 de mayo de 2013

Sueño 5


No había subido nada, porque quería llegar a un sueño un poco diferente... y pues lo que soñé hoy, está bastante, ¿Cómo se dice? "Weirdo", pero aunque no lo crean (y si es que alguien me lee) en verdad soñé esto. Está un poco largo, pero todo y cada cosa relatada, la sentí en mi sueño. Sin más...

Sueño # 5

Estaba en el curso del colegio, pero era la Universidad. Tenía una profesora que estaba revisando un cuaderno, que si no lo tenías bien presentado, o de esas cosas que los maestros siempre exigen, te reportaba al centro de la cancha. Me esforcé por presentarlo bien, pero me ponía trabas, a lo que desistí y me salí del curso así no más.

Afuera, me dirigí a la cancha que era donde todos se estaban reuniendo, sin motivo alguno.

Divisé a unos amigos (de los cuales sólo recuerdo la cara de mi prima Comi) y me uní a ellos que al parecer tampoco habían entregado el cuaderno.

Fue cuando la profesora de antes salió a la mitad de la cancha y empezó a crear un vórtice que se tragaba a cada estudiante que estaba caminando o encima de la cancha. Los que estábamos en las gradas, teníamos más oportunidad de salir corriendo, y eso fue lo que hicimos.

La profesora, que ahora sabíamos y catalogábamos como “el diablo” nos vio escapar, y nos empezó a seguir. Se había hecho ya de noche y entre puerta y puerta, divisamos al Dr. Z., me alegré de verlo, siempre nos hemos llevado muy bien, pero cuando logramos llamar su atención, nos dijo que ya no trabajaba en la Facultad. Se viró un poco para vernos mejor y vi que no tenía un brazo, y aparte de eso, lo tenía hinchado como una bola a punto de estallar. Era difícil no fijarse en ello, lo que el Dr. se dio cuenta y nos ahorró la pregunta.
-                                                                            Tengo leucemia.

Fue lo que nos dijo. Sentí ganas de llorar porque no se lo merecía, y dio a entender que todo eso había pasado a raíz de que “el diablo” había llegado a nuestra Facultad.

No nos despedimos de él. Sólo lo hicimos con expresiones y seguimos corriendo, pues el diablo venía tras de nosotros.

Encontramos un carro un poco viejo y nos metimos dentro. Un amigo iba manejando y llegamos después de mucho tiempo a un lugar parecido a la antigua casa de mi abuelito en Data.

Nos bajamos, y creyendo que estábamos a salvo, nos metimos dentro de la casa, que es de dos pisos, y con las escaleras fuera de la casa, todo completamente de madera.

Habían dos chicas, una de ellas mi prima, que cargaban a dos bebés en brazos. Tenían la prioridad, así que ellas se acomodarían primero. Los hombres se quedaron abajo, sacando unas cosas del carro, mientras otras chicas y yo subíamos para arreglar todo.

De un momento a otro, el diablo estaba ahí junto con nosotros, burlándose porque sabía que no podríamos escapar de él.

Con sus poderes abrió un gran ventanal que daba a un balcón y agarró a una de las chicas y la puso ahí. 

Nos amenazaba. Teníamos que hacernos esclavos de él y la salvaría de la caída.

Nadie dijo nada.

Todos nos mantuvimos en tensión por la vida de la chica, pero obviamente al diablo sólo le importaba que nosotros accediéramos.

Se enfureció, y justo debajo de ella, abrió un vórtice, y a punta de una risa maligna, la lanzó ahí dentro, y en pos de apurarnos, agarró a otra para el mismo fin, y fue cuando nos dimos cuenta por qué nos quería tanto de esclavos.

La chica que había agarrado, no venía sola, y en medio del plan del diablo, lanzó descargas eléctricas que nadie se esperaba.

Se soltó y salió corriendo, fue cuando me salí a las escaleras y avisé a los chicos que estaban abajo que se hicieran a un lado.

Estiré mi mano y sentí una gran fuerza que se acercaba a mí, como si fuera algún imán. No sabía qué estaba atrayendo, pero había que dar pelea sí o sí.

De pronto del suelo de la parte de abajo, salió agua. Fue destrozando todo el ´piso por la presión a la que salió.

Toda esa agua que parecía que la estaba trayendo directamente del mar, toda fuerte, en grandes cantidades, era mía. Se mezclaba con las emociones que tenía y metí mi mano dentro de la casa, donde estaba el diablo, y se la eché toda, en su totalidad.

Sentía cómo lo dejaba aturdido por la presión de tanta agua que le caía encima y fue cuando les dije a todos que salieran, que se apresuren para salir de ahí.

Estando yo sola arriba, y con el ataque directo que le dí al diablo, vi que no había sido suficiente. Tenía que sacar tiempo para poder escapar, entonces lo pensé rápidamente, y si podía controlar el agua, podía controlar todos sus estados.

Con la misma mano, en dirección al demonio, hice salir una fuerza que ya no convocaba al agua, sino al hielo, dejando petrificado al diablo entre todo el hielo que pude haber invocado.
Sabía que una capa de hielo no podía detener al ser infernal, pero al menos nos daría algo de ventaja para escapar.

Bajé rápido de ahí, me metí al carro, y salimos. Viajamos bastante, más que la vez anterior y nos agarró la noche. No podíamos hacer más que dormir ahí dentro del carro, y recuerdo que yo dormí con una de las bebés en brazos.

Despertamos al día siguiente, y la bebé quería vomitar… ¿Mal augurio? Yo creo que sí.

Llegamos, después del incidente del vómito, a un pueblito. Nadie sabía dónde estábamos, pero queríamos descansar del viaje tan agobiador que tuvimos.

Apenas salimos del carro, tuvimos un mal presentimiento. Las personas que caminaban alrededor nuestro, comenzaron a congelarse.

El diablo estaba aquí… de nuevo.

Me desperté.