lunes, 5 de mayo de 2014

Sueño 11



Ya extrañaba tener sueños raros, pero éste surgió de tantos problemas vividos.

Estaba yo entre un grupo de chicos en la playa. Lucía un día bastante nublado y con viento, todos estaban en la arena excepto yo y otro colega más que nos dirigíamos al mar.

Tocamos con nuestros pies la orilla y un poco de agua que llegaba a razón de olitas cuando nos empezó a salpicar agua como si estuvieran saltando; no le dimos importancia hasta que el agua salpicada ya aumentaba. Nos viramos y yo esperaba ver algunos miembros del grupo molestando, pero la sorpresa fue nuestra al ver a dos “Velociraptor*” (dinosaurios carnívoros ya extintos).

Me asusté y lo único que hacía era caminar despacio para atrás en pos de que no nos detectaran y nos comieran, pero eran muy astutos y por cada paso hacia atrás que dábamos, éstos daban uno hacia adelante; sentía su trompa áspera tan cerca que en cualquier momento iba a ser carne para ellos.

El chico que estaba conmigo abrió sus brazos a manera de protegerme, pero yo sólo podía ver a esos animales relamiéndose, y en un abrir y cerrar de ojos, el chico me dijo “¡Corre!” y salimos corriendo de la pequeña orilla gritando y alertando a los otros del grupo y teniendo a los dos dinosaurios persiguiéndonos.
Corriendo hacia el frente, vimos unas puertas abiertas y una casa vieja, pero grande y no dudamos un momento en entrar y dispersarnos, pues tenía en la entrada varios compartimientos, escaleras hacia arriba y hacia abajo. Por dentro era aún más espacioso. 

Tras de mí no fue nadie y los dos dinosaurios entraron, pero se perdieron. Subí unas pequeñas escaleras y encontré muchos cuartos, pero ni una sola persona.

Entré a uno muy oscuro. Alcancé a ver que tenía un balcón, pero no llegué a dar un tercer paso porque se aclaró el cuarto y vi a dos mujeres. Una de ellas no se inmutó al verme ahí en ese cuarto, es más, como que le confortó y sin esperar nada, se me acercó y me dijo que la acompañe a ver el balcón.

Yo había invadido su espacio así que no me pareció malo estar ahí con ellas, pero la que me intrigaba era la otra mujer. Parecía estar bastante alterada y tenía un extraño lápiz amarillo que se lo ponía en las mejillas. La quedé viendo y así con la cara embarrada se me acercó diciendo que yo tenía que ponerme el lápiz así como ella.

Me pareció un poco loco y me hice para atrás cuando ella me acercó el lápiz a la cara, pero la otra mujer me sostuvo y me dijo que era necesario para que me reconocieran.

Asentí a que me manchara el rostro con aquel extraño lápiz aún poniendo en duda sus últimas palabras: “para que me reconocieran”. Mientras me pintaba, o mejor dicho, mientras me embarraba de pintura, el cuadro se puso aún peor. La chica que de por sí ya estaba alterada, empezó a temblar más y se alejó, cuando hizo eso, la mujer que estaba alado mío hizo lo mismo. Estaba yo de espaldas al balcón y ellas tapando la puerta por donde entré y única salida para ponerse en un casi ataque de epilepsia. Temblaban demasiado y fue cuando vi que estaban cambiando para convertirse en dinosaurios. En los velociráptor que minutos antes me habían atacado en la espalda. 

Y hablaban.

“Con esa mancha en su cara, sabemos que eres tú, y que te podemos comer” me dijo uno de los dinosaurios. 

Estaba asustada y perpleja. ¿No que los dinosaurios se habían extinto? Ahora más que nunca creía que eso no pasó jamás y vivían como segunda identidad en algunas personas y para mi mala suerte yo estaba encerrada con dos de esos y hasta marcada para que disfruten comiéndome. 

Afortunadamente estos seres no tienen mucha inteligencia, y al abalanzarse hacia mí, se fueron de largo para donde estaba el balcón, y la que estaba como loca, cayó por ahí, la otra sólo se golpeó ya que yo me tiré para delante a lo que me trataron de caer encima, y corrí a la puerta y salí de ese endemoniado lugar, pero el dinosaurio que no cayó, me seguía aún y subí escaleras y vi muchas puertas cerradas, pero no podía detenerme, tenía que salir viva de eso. Subí unos cuántos escalones más y abierto ante mí un cuarto pequeñísimo. No sabía si ahí habían más dinosaurios, pero ya encontraría la manera de resolver si eso sucedía, ahora sólo quería descansar y asimilar lo que había pasado.

Entré y cerré la puerta con un portazo con tanta fuerza que caí a una cama que estaba cerca de la puerta. Por detrás de la puerta me decía el dinosaurio que no pudo comerme: “Ahí dentro te irá peor”. Me asusté, pero ¿qué más podía hacer? ¿Salir y entregarme al dinosaurio de fuera? , ¿y si todo lo que decía era una broma? No podía arriesgarme.

Me senté en la cama y vi todo mi alrededor. Parecía el cuarto de una chica debido al extenso color rosa que predominaba y era muy pequeño, pero ordenado. Alado de la cama había un velador con una lamparita prendida y frente a estos, un ventanal.

Parecía no haber nadie y me tranquilicé aunque esto fuera momentáneo pues el ventanal se abrió y temí que los dinosaurios aparecieran por ahí a comerme, pero sólo pasó un señor muy alto.

Se sorprendió de verme y lo primero que me dijo fue que no debía estar en el cuarto de un hombre. Yo le dije lo que me pasaba y le pedí que me deje quedar un rato más y evitaría ser un problema.
Él me miró nada más y se sentó en una silla que había por ahí. Me dijo su nombre (que era como Dres) y que no me dejara engañar.

Con eso me dio a entender que él también tenía un secreto y que era el de convertirse en un dinosaurio, pero parecía tan calmado que dudé en ese instante.

Conversamos, pero al rato se escuchaban golpes en el ventanal. Eran los dos dinosaurios de antes que le exigían que me entregase, que yo tenía la marca de haber sido encontrada por ellas.
Yo le supliqué que no me hiciera eso, que tenía mucho miedo y no quería ser comidilla. Él sólo miró el ventanal y me dijo que lo acompañe. Abrió el gran cristal y se vio un patio increíblemente abajo. Siquiera habían unos doscientos escalones en la gran escalera que conectaba la parte alta con el suelo del patio.

Al pasar el ventanal, había un espacio no tan ancho que rodeaba todas las habitaciones, es decir, todas las habitaciones tenían ese balcón que daba lugar al patio de la gran casa, y para colmar todo el dinosaurio que había caído, seguía allá abajo preguntando por su presa que era yo.

Dres, el señor que estaba conmigo, me dijo que no tema, entonces bajó las escaleras tan rápido y yo iba tras él pues el otro dinosaurio no me daba confianza y fue cuando vi al señor tan calmado, estar en el suelo del patio, muchos metros abajo, convertirse en el exótico y fenomenal Tyranosaurio rex.

Era inmenso y majestuoso.

Y estaba de mi lado.

Me desperté.

viernes, 4 de abril de 2014

Sueño 10



Era un lugar abierto, muy grade. Había escaleras en dos esquinas del lugar y las conectaba un puente. Era un paso peatonal dentro del perímetro del lugar, que simulaba como una cancha. El suelo era de cemento en su totalidad y no había más nada que demasiadas personas. 

Al principio creí que era un patio de universidad debido a la cantidad de gente joven que había, pero no. Era tan solo eso: un lugar cerrado con un paso peatonal y mucha gente ahí. Desordenada, conversando, sentados en el suelo, sin techo y recibiendo el ardiente sol.

Yo sabía que algo malo andaba con ese lugar. Se sentía una mala vibra cerca del paso peatonal, y en efecto al momento de pensar eso, se manifestó. 

Era un chico, nada fuera de lo común a más de su rostro que estaba lleno de ira. Se notaba su ceño fruncido, y él era el que estaba arriba en el paso peatonal. Alcancé a ver más gente ahí, y resultó ser la gente que trabajaba con él.

Una vez que se asomó por el paso peatonal, de cara donde estaba la demás gente, todos se callaron, y seguido a esto, él gritó: ¡Voy a atrapar a tres personas!
La multitud empezó a sacudirse. Todos temían de ser capturados por aquel hombre y yo no entendía el por qué. 

Las personas empezaron a mirar al suelo para no ser los escogidos, pero yo estaba atenta a lo que iba a pasar. Vi cómo él pasaba su mirada por toda la multitud y elegía uno al azar.

-¡Ése!- gritaba mientras señalaba a una persona y junto con esto, los que trabajaban para él que también estaban dentro del paso peatonal, empezaban a correr tras la persona desdichada elegida. Se convertía en una persecución donde ganaba siempre el tipo al que todos temían.

Nuevamente eligió a otra persona, y la persecución empezó. 

Finalmente cruzamos miradas y su expresión fue la de haber hallado la paja entre las agujas.

-¡Tú!- gritó y me señaló. Abrí notoriamente los ojos y me refuté el haber estado mirándolo para saber y descubrir qué rayos era y por qué hacía esas estúpidas persecuciones a gente que ni conocía.- Yo a ti te voy a agarrar- sonrió-. ¡A la que ha burlado a aquellos anteriores a mí! Y seré yo quien te atrape- concluyó sonriente y empezó a correr escaleras abajo en dirección a mí.

Primero analicé rápidamente la situación, y una vez que lo vi ya fuera de las escaleras comencé a correr en dirección opuesta. Mi idea era correr hacia las escaleras, subirlas, pasar el puente y volver a bajar del otro lado, así tomaba ventaja e ideaba alguna otra cosa en el camino. 

Corrí con todas mis fuerzas y la gente que estaba ahí, me veía desconcertada. Todos, menos yo, sabían lo que pasaría si me agarraba. No quería enterarme así que seguí corriendo.

Llegué a las escaleras y las subí corriendo, y me cansé tanto que pensé en desistir, pero al voltear vi la cara de ese chico que me perseguía y era de alguien depravado, así que eso me dio fuerzas para seguir subiendo. Nunca había estado en uno con tantas escaleras, pero lo logré. Ya el puente lo pasé un poco más calmado y la bajada de escaleras también, pero antes de llegar al suelo, vi un descanso, y alcancé a ver a un amigo, a M. y lo único que hice fue agarrarlo y tomarlo como escudo en son de esconderme tras él. Sentía que el corazón se me salía y la sed era insaciable. M. no dijo nada sólo se quedó estático cuando el tipo que me perseguía bajó totalmente las escaleras y una vez en el suelo no me encontró.

-¡Agarramos a uno!- gritaron de por el patio.

-No te salvarás, ¿me oíste?- dijo el chico jadeando- En la siguiente sí vas tú- fue dedicada para mí que aún seguía escondida en el descanso de las escaleras.

Escuché que era seguro salir, y fui caminando donde todo había comenzado, y me encontré a A., mi mejor amiga, en una de las esquinas del lugar, y fui directo a ella quien me abrazó. Parece que había visto la persecución y estaba preocupada por mí. Me agarró porque yo estaba demasiado cansada y me acostó.

Ella fue quien me contó que le ocurrían cosas terribles a las personas a quien ese tipo atrapaba y que no me deje agarrar.

Yo sólo escuchaba pues la sed era interminable y sentía que no podía emitir ni una sola palabra. No pasó ni diez minutos cuando escuchamos la alarma nuevamente donde decía que iban a por mí. El mismo chico solo me había visto con A. y se dirigía caminando donde estaba yo.

Ella en pos de cubrirme y taparme, me echó una alfombra roja encima, pero era tarde. Sentí que me agarraban de la cintura y me alzaban, ahí fue cuando grité y le tomé las manos a mi mejor amiga mientras le decía “No quiero ir, no me dejes por favor” y el rostro de ella me decía todo. Ella quería que no me vaya, pero era inevitable. Como última acción que tomó fue agarrarme la cabeza y darme un beso en la frente.

-Todo va a salir bien- me dijo y no la vi más.

Me llevaron por primera vez fuera de aquel lugar. Al parecer, era una cárcel donde había estado. El tipo me había capturado y me llevaba quién sabe a dónde, pero el camino tenía muchas flores.

-          Cuando yo atrapo a alguien, automáticamente se convierte en mi sirviente- decía como para crear tensión, pero a mí me daba igual.- Cada persona que he atrapado tiene un objeto que la ata a mí, ¿quieres ver?- Yo no respondí y seguía caminando. Él vio mi desinterés y me agarró fuerte haciéndome quedar cara a cara con él-. Éstas gafas son del tipo que agarré recién. Éste es su vínculo- me dijo sacando unas gafas de una maleta que traía consigo.- Y éstas llaves son de alguien que atrapé hace mucho tiempo- concluyó sacando unas llaves oxidadas.- Eran de su asqueroso carro.

No se me ocurrió nada más que agarrar las cosas que me había enseñado. A él no le importó, parecía que no iba a ser de mayor utilidad, según él. Pero fue cuando empecé a intentar huir corriendo nuevamente, pero estaba tan cerca de mí que me detenía a cada instante.

-          - Aquí mando yo, así que olvídate de tratar de huir, ¿entendido?

No ideé nada, pues con tanto que hablaba no podía siquiera hacer un buen plan, cuando pasó un carro con unos chicos dentro que me quedaron viendo con cara de pena.

Supuse que algo malo me sucedería por las caras que hicieron siendo personas de fuera de la cárcel, entonces actué rápido.

Las gafas que me había dado anteriormente me las puse y me giré hacia él. Él se sonrió con una cara pervertida que me dio asco, y entonces me las saqué un poco y… ¡se las lancé en toda la cara!

ÉL se agarró la cara y yo salí corriendo, me agarró apenas, pero yo me solté y corrí, y pensaba en la pobre persona a la que estaba vinculada esas gafas.

Vi hacia atrás y me venía persiguiendo nuevamente, pero esta vez no podría correr lo suficiente o esconderme, así que divisé un parqueadero de carros y me metí.

Fui viendo rápidamente uno que sea de fácil entrada, y vi uno sin ventana. No lo pensé siquiera y me dirigí a ese, me metí por la ventana y me  toqué los bolsillos cuando encontré las llaves oxidadas que me había dado ese sujeto anteriormente.

Eran dos y empecé a tantear para que el carro arranque, cuando sentí una mano en el perímetro del ventanal y era otra vez ese tipo con cara de “te atrapé” me dijo que iba a ser imposible que me vaya de su lado cuando ambos escuchamos el carro encender. Yo metí retro y pisé el acelerador tan fuerte que el carro chilló y salió humo.

Era un carro sumamente viejo, uno al que alguien había quitado sus llaves hacía muchos años y era esa misma persona vinculada a las llaves quien me habría salvado.

Fue cuando comprendí lo que me había dicho inicialmente, mientras escapaba claro está, de que yo ya lo había burlado antes.

Me desperté con el corazón latiendo durísimo y una sed extremadamente insaciable.

PD: M. y A. los quiero mucho.

sábado, 11 de enero de 2014

Sueño 9

Hola, hola, ¡feliz año a todos los que me leen! (Nadie).

Soñé esto hace poco menos de una semana. Es muy raro y con presión porque estoy en exámenes, y es ahí donde comienza todo.

Tenía en mente tanto el dar el examen de Tecnología Química, que había ido a la Universidad a sacar los folletos que había que estudiar. Me sabía ya la materia, pero me había desvelado estudiando demasiado y mi examen iba a ser al día siguiente a las 7 am, así que llegué a la casa de mi amigo O. para ir a dormir. Una vez que estuve en su casa, llamé a mi mamá para decirle que me quedaría ahí, y no se opuso.

Le pedí prestada su cama pues quería ya dormir para no quedarme dormida e ir a dar el examen temprano. Él se notaba un poco perturbado, pero no emitió ningún sonido y procedió a abrir la puerta del cuarto dejando ver a A. y S. que estaban dentro del cuarto de la casa de mi amigo. Me sorprendí al notar que S. se deprimió al verme, pues esa no era mi intención, y aún peor, yo ni sabía que estaban ellos ahí. Ella (S.) estaba acostada en una cama, pero A. le dijo que se levantara, que era ahí donde yo iba a dormir. Me acongojé. S. es su novia y la estaba prácticamente botando para que yo me instalase, cosa que en mi mente no podía concebirse, pero ella, cabizbaja, salió de la cama y del cuarto. Me sentí mal, pero accedí a acostarme y dormir. Puse alarma y le pedí a mi amigo O. que no la apagase y que si no me despertaba, me despertara él. Asintió y procedí a dormir.

Al abrir los ojos vi todo muy claro, y eso sólo indicaba malas noticias.
- ¿Qué hora es?- le pregunté a O. que estaba sentado alado mío.
-Las 9:30 de la mañana.

Yo casi lo mato. Me dijo después que había apagado la alarma inconscientemente y que lo sentía mucho.
No hice nada más. Le pedí el baño para lavarme la cara e irme a mi casa.
Apareció su mamá. La saludé y me sonrió.

Ella estaba parada en la puerta, mi amigo fue donde ella y estaban en frente mío. Les volví a pedir el baño el cual la puerta esta detrás mío. Yo no la veía por estar viendo a las dos personas al frente mío, pero sus miradas y sonrisas cambiaron. Abrieron los ojos e hicieron muecas como de haber visto algo muy malo en dirección hacia mí. Vi a mi alrededor y no había nada, excepto porque no había echado un ojo detrás mío, en dirección al baño. Me viré con expectación de no encontrar nada cuando vi en la entrada del baño a un hombre. Estaba enojado y con una mirada como de querer cobrando venganza. Me asusté y supe al instante que no se trataba de un hombre normal, sino de un demonio.

Alzó los brazos en pos de agarrar algo, casi como un abrazo, en dirección mía. Me viré y empecé a correr hacia donde estaba mi amigo y su mamá, pero cada vez se alejaban más y me acercaba más al demonio. Vi que mis pies corrían en el mismo lugar y que era yo quien era arrastrada hacia el demonio. Gritaba y le pedía ayuda a mi amigo, quien sólo me miraba con desesperación a sabiendas que no podría hacer nada.

Sentí que me agarraron en un abrazo muy fuerte por detrás y supe que el demonio me había atrapado. Grité una última vez y en mi cara se cerró la puerta del baño.

[...]

Abrí nuevamente los ojos dentro del cuarto, pero en el piso. Me levanté rápidamente y salí de esa casa.
Me dispuse a caminar hacia mi casa, cuando en la esquina de una calle, me encontré un grupo de chicos. No me importó e iba a seguir caminando, cuando al pasar por donde estaban ellos, me dijeron que no podía seguir e irme sola. Parecían buenas personas, así que escuché lo que me tenían que decir:
- No puedes andar sola por las calles. Toda la ciudad se ha infestado de almas, pero hay lugares estratégicos que no pueden sobrepasar y nosotros los conocemos. Aparte la ciudad está vacía.

Fueron las palabras del chico con la gorra para atrás. Empezaron a caminar y yo estaba con ellos. Íbamos contando los pasos y caminando por la mitad de una boca calle. Cruzamos una cancha de básquet y alcancé a ver unas almas en ese territorio, pero tal como habían dicho anteriormente, había lugares que ellas no podían sobrepasar y sólo nos miraban con odio como esperando que pisáramos mal para venir a atacarnos.

Llegamos a un punto en donde parecía el final de una travesía en grupo. Teníamos que separarnos. Todos se esparcieron muy rápido y fue cuando algo extraño pasó.

Había una pareja de chicos en medio de un bosque. No era yo quien estaba ahí, pero yo podía ver lo que estaba pasando. Él la trataba de proteger a toda costa, y parecía que no habían sido descubiertos por las almas. El chico le decía a la novia que camine detrás de él, por si alguien venía a atacarlos. Ella estaba asustadísima y lloraba. Algo se movió entre los montes que había metros delante de ellos y salió una especie de perro con colmillos inmensos. Ambos gritaron y ese perro-zombie comenzó a correr para cazarlos a los dos. Se le lanzó encima al chico mientras le desgarraba un poco de piel. Ella desesperada en pos de sacar al animal y salvar a su amado, fue víctima de un mordisco que le arrancó el dedo. Se asustó y gritó más. El perro-zombie se le iba a lanzar a ella, y él viendo la intención, la empujó a su enamorada, haciéndola más atrás. Le gritó que se fuera, que él regresaría por ella, y fue arrastrado por el animal hacia el monte de donde había salido. Ella huyó, se quedó llorando, sabiendo que él había muerto para salvarle la vida.

Regresamos al lugar donde nos habíamos separado, victoriosos. Algunas personas dadas de baja (como el chico que salvó a su novia), pero ya éramos libres de poder caminar por donde habíamos venido.

Y para celebrar, estábamos en una piscina, con todos los que habíamos luchado contra las almas, y ahí estaba yo, con un esparadrapo y muchas gasas debido a la ausencia de mi dedo de la mano. Vi a lo lejos una persona extraña que empezó a hacer olas muy grandes dentro de la piscina a tal punto que los que estábamos dentro, nos empezábamos a ahogar.

La lucha no había terminado.

Me desperté.

Y no di el examen el día que tenía que darlo. Me quedé dormida...