viernes, 4 de abril de 2014

Sueño 10



Era un lugar abierto, muy grade. Había escaleras en dos esquinas del lugar y las conectaba un puente. Era un paso peatonal dentro del perímetro del lugar, que simulaba como una cancha. El suelo era de cemento en su totalidad y no había más nada que demasiadas personas. 

Al principio creí que era un patio de universidad debido a la cantidad de gente joven que había, pero no. Era tan solo eso: un lugar cerrado con un paso peatonal y mucha gente ahí. Desordenada, conversando, sentados en el suelo, sin techo y recibiendo el ardiente sol.

Yo sabía que algo malo andaba con ese lugar. Se sentía una mala vibra cerca del paso peatonal, y en efecto al momento de pensar eso, se manifestó. 

Era un chico, nada fuera de lo común a más de su rostro que estaba lleno de ira. Se notaba su ceño fruncido, y él era el que estaba arriba en el paso peatonal. Alcancé a ver más gente ahí, y resultó ser la gente que trabajaba con él.

Una vez que se asomó por el paso peatonal, de cara donde estaba la demás gente, todos se callaron, y seguido a esto, él gritó: ¡Voy a atrapar a tres personas!
La multitud empezó a sacudirse. Todos temían de ser capturados por aquel hombre y yo no entendía el por qué. 

Las personas empezaron a mirar al suelo para no ser los escogidos, pero yo estaba atenta a lo que iba a pasar. Vi cómo él pasaba su mirada por toda la multitud y elegía uno al azar.

-¡Ése!- gritaba mientras señalaba a una persona y junto con esto, los que trabajaban para él que también estaban dentro del paso peatonal, empezaban a correr tras la persona desdichada elegida. Se convertía en una persecución donde ganaba siempre el tipo al que todos temían.

Nuevamente eligió a otra persona, y la persecución empezó. 

Finalmente cruzamos miradas y su expresión fue la de haber hallado la paja entre las agujas.

-¡Tú!- gritó y me señaló. Abrí notoriamente los ojos y me refuté el haber estado mirándolo para saber y descubrir qué rayos era y por qué hacía esas estúpidas persecuciones a gente que ni conocía.- Yo a ti te voy a agarrar- sonrió-. ¡A la que ha burlado a aquellos anteriores a mí! Y seré yo quien te atrape- concluyó sonriente y empezó a correr escaleras abajo en dirección a mí.

Primero analicé rápidamente la situación, y una vez que lo vi ya fuera de las escaleras comencé a correr en dirección opuesta. Mi idea era correr hacia las escaleras, subirlas, pasar el puente y volver a bajar del otro lado, así tomaba ventaja e ideaba alguna otra cosa en el camino. 

Corrí con todas mis fuerzas y la gente que estaba ahí, me veía desconcertada. Todos, menos yo, sabían lo que pasaría si me agarraba. No quería enterarme así que seguí corriendo.

Llegué a las escaleras y las subí corriendo, y me cansé tanto que pensé en desistir, pero al voltear vi la cara de ese chico que me perseguía y era de alguien depravado, así que eso me dio fuerzas para seguir subiendo. Nunca había estado en uno con tantas escaleras, pero lo logré. Ya el puente lo pasé un poco más calmado y la bajada de escaleras también, pero antes de llegar al suelo, vi un descanso, y alcancé a ver a un amigo, a M. y lo único que hice fue agarrarlo y tomarlo como escudo en son de esconderme tras él. Sentía que el corazón se me salía y la sed era insaciable. M. no dijo nada sólo se quedó estático cuando el tipo que me perseguía bajó totalmente las escaleras y una vez en el suelo no me encontró.

-¡Agarramos a uno!- gritaron de por el patio.

-No te salvarás, ¿me oíste?- dijo el chico jadeando- En la siguiente sí vas tú- fue dedicada para mí que aún seguía escondida en el descanso de las escaleras.

Escuché que era seguro salir, y fui caminando donde todo había comenzado, y me encontré a A., mi mejor amiga, en una de las esquinas del lugar, y fui directo a ella quien me abrazó. Parece que había visto la persecución y estaba preocupada por mí. Me agarró porque yo estaba demasiado cansada y me acostó.

Ella fue quien me contó que le ocurrían cosas terribles a las personas a quien ese tipo atrapaba y que no me deje agarrar.

Yo sólo escuchaba pues la sed era interminable y sentía que no podía emitir ni una sola palabra. No pasó ni diez minutos cuando escuchamos la alarma nuevamente donde decía que iban a por mí. El mismo chico solo me había visto con A. y se dirigía caminando donde estaba yo.

Ella en pos de cubrirme y taparme, me echó una alfombra roja encima, pero era tarde. Sentí que me agarraban de la cintura y me alzaban, ahí fue cuando grité y le tomé las manos a mi mejor amiga mientras le decía “No quiero ir, no me dejes por favor” y el rostro de ella me decía todo. Ella quería que no me vaya, pero era inevitable. Como última acción que tomó fue agarrarme la cabeza y darme un beso en la frente.

-Todo va a salir bien- me dijo y no la vi más.

Me llevaron por primera vez fuera de aquel lugar. Al parecer, era una cárcel donde había estado. El tipo me había capturado y me llevaba quién sabe a dónde, pero el camino tenía muchas flores.

-          Cuando yo atrapo a alguien, automáticamente se convierte en mi sirviente- decía como para crear tensión, pero a mí me daba igual.- Cada persona que he atrapado tiene un objeto que la ata a mí, ¿quieres ver?- Yo no respondí y seguía caminando. Él vio mi desinterés y me agarró fuerte haciéndome quedar cara a cara con él-. Éstas gafas son del tipo que agarré recién. Éste es su vínculo- me dijo sacando unas gafas de una maleta que traía consigo.- Y éstas llaves son de alguien que atrapé hace mucho tiempo- concluyó sacando unas llaves oxidadas.- Eran de su asqueroso carro.

No se me ocurrió nada más que agarrar las cosas que me había enseñado. A él no le importó, parecía que no iba a ser de mayor utilidad, según él. Pero fue cuando empecé a intentar huir corriendo nuevamente, pero estaba tan cerca de mí que me detenía a cada instante.

-          - Aquí mando yo, así que olvídate de tratar de huir, ¿entendido?

No ideé nada, pues con tanto que hablaba no podía siquiera hacer un buen plan, cuando pasó un carro con unos chicos dentro que me quedaron viendo con cara de pena.

Supuse que algo malo me sucedería por las caras que hicieron siendo personas de fuera de la cárcel, entonces actué rápido.

Las gafas que me había dado anteriormente me las puse y me giré hacia él. Él se sonrió con una cara pervertida que me dio asco, y entonces me las saqué un poco y… ¡se las lancé en toda la cara!

ÉL se agarró la cara y yo salí corriendo, me agarró apenas, pero yo me solté y corrí, y pensaba en la pobre persona a la que estaba vinculada esas gafas.

Vi hacia atrás y me venía persiguiendo nuevamente, pero esta vez no podría correr lo suficiente o esconderme, así que divisé un parqueadero de carros y me metí.

Fui viendo rápidamente uno que sea de fácil entrada, y vi uno sin ventana. No lo pensé siquiera y me dirigí a ese, me metí por la ventana y me  toqué los bolsillos cuando encontré las llaves oxidadas que me había dado ese sujeto anteriormente.

Eran dos y empecé a tantear para que el carro arranque, cuando sentí una mano en el perímetro del ventanal y era otra vez ese tipo con cara de “te atrapé” me dijo que iba a ser imposible que me vaya de su lado cuando ambos escuchamos el carro encender. Yo metí retro y pisé el acelerador tan fuerte que el carro chilló y salió humo.

Era un carro sumamente viejo, uno al que alguien había quitado sus llaves hacía muchos años y era esa misma persona vinculada a las llaves quien me habría salvado.

Fue cuando comprendí lo que me había dicho inicialmente, mientras escapaba claro está, de que yo ya lo había burlado antes.

Me desperté con el corazón latiendo durísimo y una sed extremadamente insaciable.

PD: M. y A. los quiero mucho.