Era un lugar abierto, muy grade. Había escaleras en dos
esquinas del lugar y las conectaba un puente. Era un paso peatonal dentro del
perímetro del lugar, que simulaba como una cancha. El suelo era de cemento en
su totalidad y no había más nada que demasiadas personas.
Al principio creí que era un patio de universidad debido a
la cantidad de gente joven que había, pero no. Era tan solo eso: un lugar
cerrado con un paso peatonal y mucha gente ahí. Desordenada, conversando,
sentados en el suelo, sin techo y recibiendo el ardiente sol.
Yo sabía que algo malo andaba con ese lugar. Se sentía una
mala vibra cerca del paso peatonal, y en efecto al momento de pensar eso, se
manifestó.
Era un chico, nada fuera de lo común a más de su rostro que
estaba lleno de ira. Se notaba su ceño fruncido, y él era el que estaba arriba
en el paso peatonal. Alcancé a ver más gente ahí, y resultó ser la gente que
trabajaba con él.
Una vez que se asomó por el paso peatonal, de cara donde
estaba la demás gente, todos se callaron, y seguido a esto, él gritó: ¡Voy a
atrapar a tres personas!
La multitud empezó a sacudirse. Todos temían de ser
capturados por aquel hombre y yo no entendía el por qué.
Las personas empezaron a mirar al suelo para no ser los
escogidos, pero yo estaba atenta a lo que iba a pasar. Vi cómo él pasaba su
mirada por toda la multitud y elegía uno al azar.
-¡Ése!- gritaba mientras señalaba a una persona y junto con
esto, los que trabajaban para él que también estaban dentro del paso peatonal,
empezaban a correr tras la persona desdichada elegida. Se convertía en una
persecución donde ganaba siempre el tipo al que todos temían.
Nuevamente eligió a otra persona, y la persecución empezó.
Finalmente cruzamos miradas y su expresión fue la de haber
hallado la paja entre las agujas.
-¡Tú!- gritó y me señaló. Abrí notoriamente los ojos y me
refuté el haber estado mirándolo para saber y descubrir qué rayos era y por qué
hacía esas estúpidas persecuciones a gente que ni conocía.- Yo a ti te voy a
agarrar- sonrió-. ¡A la que ha burlado a aquellos anteriores a mí! Y seré yo
quien te atrape- concluyó sonriente y empezó a correr escaleras abajo en
dirección a mí.
Primero analicé rápidamente la situación, y una vez que lo
vi ya fuera de las escaleras comencé a correr en dirección opuesta. Mi idea era
correr hacia las escaleras, subirlas, pasar el puente y volver a bajar del otro
lado, así tomaba ventaja e ideaba alguna otra cosa en el camino.
Corrí con todas mis fuerzas y la gente que estaba ahí, me
veía desconcertada. Todos, menos yo, sabían lo que pasaría si me agarraba. No
quería enterarme así que seguí corriendo.
Llegué a las escaleras y las subí corriendo, y me cansé
tanto que pensé en desistir, pero al voltear vi la cara de ese chico que me
perseguía y era de alguien depravado, así que eso me dio fuerzas para seguir
subiendo. Nunca había estado en uno con tantas escaleras, pero lo logré. Ya el
puente lo pasé un poco más calmado y la bajada de escaleras también, pero antes
de llegar al suelo, vi un descanso, y alcancé a ver a un amigo, a M. y lo único
que hice fue agarrarlo y tomarlo como escudo en son de esconderme tras él.
Sentía que el corazón se me salía y la sed era insaciable. M. no dijo nada sólo
se quedó estático cuando el tipo que me perseguía bajó totalmente las escaleras
y una vez en el suelo no me encontró.
-¡Agarramos a uno!- gritaron de por el patio.
-No te salvarás, ¿me oíste?- dijo el chico jadeando- En la
siguiente sí vas tú- fue dedicada para mí que aún seguía escondida en el
descanso de las escaleras.
Escuché que era seguro salir, y fui caminando donde todo
había comenzado, y me encontré a A., mi mejor amiga, en una de las esquinas del
lugar, y fui directo a ella quien me abrazó. Parece que había visto la
persecución y estaba preocupada por mí. Me agarró porque yo estaba demasiado
cansada y me acostó.
Ella fue quien me contó que le ocurrían cosas terribles a las
personas a quien ese tipo atrapaba y que no me deje agarrar.
Yo sólo escuchaba pues la sed era interminable y sentía que
no podía emitir ni una sola palabra. No pasó ni diez minutos cuando escuchamos
la alarma nuevamente donde decía que iban a por mí. El mismo chico solo me
había visto con A. y se dirigía caminando donde estaba yo.
Ella en pos de cubrirme y taparme, me echó una alfombra roja
encima, pero era tarde. Sentí que me agarraban de la cintura y me alzaban, ahí
fue cuando grité y le tomé las manos a mi mejor amiga mientras le decía “No
quiero ir, no me dejes por favor” y el rostro de ella me decía todo. Ella
quería que no me vaya, pero era inevitable. Como última acción que tomó fue
agarrarme la cabeza y darme un beso en la frente.
-Todo va a salir bien- me dijo y no la vi más.
Me llevaron por primera vez fuera de aquel lugar. Al
parecer, era una cárcel donde había estado. El tipo me había capturado y me
llevaba quién sabe a dónde, pero el camino tenía muchas flores.
-
Cuando yo atrapo a alguien, automáticamente se
convierte en mi sirviente- decía como para crear tensión, pero a mí me daba
igual.- Cada persona que he atrapado tiene un objeto que la ata a mí, ¿quieres
ver?- Yo no respondí y seguía caminando. Él vio mi desinterés y me agarró
fuerte haciéndome quedar cara a cara con él-. Éstas gafas son del tipo que
agarré recién. Éste es su vínculo- me dijo sacando unas gafas de una maleta que
traía consigo.- Y éstas llaves son de alguien que atrapé hace mucho tiempo-
concluyó sacando unas llaves oxidadas.- Eran de su asqueroso carro.
No se me ocurrió nada más que agarrar las cosas que me había
enseñado. A él no le importó, parecía que no iba a ser de mayor utilidad, según
él. Pero fue cuando empecé a intentar huir corriendo nuevamente, pero estaba
tan cerca de mí que me detenía a cada instante.
-
- Aquí mando yo, así que olvídate de tratar de
huir, ¿entendido?
No ideé nada, pues con tanto que hablaba no podía siquiera
hacer un buen plan, cuando pasó un carro con unos chicos dentro que me quedaron
viendo con cara de pena.
Supuse que algo malo me sucedería por las caras que hicieron
siendo personas de fuera de la cárcel, entonces actué rápido.
Las gafas que me había dado anteriormente me las puse y me
giré hacia él. Él se sonrió con una cara pervertida que me dio asco, y entonces
me las saqué un poco y… ¡se las lancé en toda la cara!
ÉL se agarró la cara y yo salí corriendo, me agarró apenas,
pero yo me solté y corrí, y pensaba en la pobre persona a la que estaba
vinculada esas gafas.
Vi hacia atrás y me venía persiguiendo nuevamente, pero esta
vez no podría correr lo suficiente o esconderme, así que divisé un parqueadero
de carros y me metí.
Fui viendo rápidamente uno que sea de fácil entrada, y vi
uno sin ventana. No lo pensé siquiera y me dirigí a ese, me metí por la ventana
y me toqué los bolsillos cuando encontré
las llaves oxidadas que me había dado ese sujeto anteriormente.
Eran dos y empecé a tantear para que el carro arranque,
cuando sentí una mano en el perímetro del ventanal y era otra vez ese tipo con
cara de “te atrapé” me dijo que iba a ser imposible que me vaya de su lado
cuando ambos escuchamos el carro encender. Yo metí retro y pisé el acelerador
tan fuerte que el carro chilló y salió humo.
Era un carro sumamente viejo, uno al que alguien había
quitado sus llaves hacía muchos años y era esa misma persona vinculada a las
llaves quien me habría salvado.
Fue cuando comprendí lo que me había dicho inicialmente,
mientras escapaba claro está, de que yo ya lo había burlado antes.
Me desperté con el corazón latiendo durísimo y una sed
extremadamente insaciable.
PD: M. y A. los quiero mucho.