Este sueño lo tuve cuando tenía 11 años. Nunca lo pude
olvidar.
Era de noche y había una reunión en el colegio. Fui con mi
mamá, y teníamos que cruzar la calle. Mi mamá andaba con su pijama turquesa y
yo iba agarrada a su mano. Vimos que no venía ningún carro e íbamos a cruzar,
pero yo no crucé y mi mamá se volteó a verme… ¡cuando vi que venía un carro a
toda velocidad!
Le grité “¡Mami!”, pero
fue demasiado tarde, pues la había arrollado.
Llegué a casa a sabiendas que mi mamá estaba muerta y no podía
dejar de llorar. Mi papá estaba solo en su cama y no quería hablar con nadie.
Entré a mi cuarto y estaba oscuro y mis hermanas no estaban. Cerré la puerta y
me dispuse a seguir llorando, pues sentía que mi mamá había muerto por mi culpa
cuando de repente empezó a llover dentro del cuarto. No entendía nada y tocaron
a mi puerta. Era raro porque la puerta a pesar de estar cerrada, no tenía
seguro, y mi papá nunca tocaba la puerta así que fui a abrir… ¡era mi mamá!
-¡Mami!- exclamé. La vi
bien y no tenía pies. Era su alma.
No me habló, sino que empezó a retroceder y yo iba embobada
tras ella. Primero yo iba caminando, pero vi que se alejaba cada vez más rápido
y comencé a correr sin dejar de gritarle que no se vaya.
Le grité a mi papá que salga rápido de su cuarto que mi mamá
había vuelto, pero él me respondía “¿qué?”. Como vi que mi mamá se alejaba más
y más, no me importó que mi papá no saliera a tiempo, y decidí correr tras el
espíritu de mi madre.
Salí de la casa y sólo la veía a ella cómo se iba cada vez
más. Iba gritándole que se quede, que no se vaya tan rápido que había sido mi
culpa, pero ella seguía retrocediendo.
De pronto vi que me acercaba cada vez más a mi mamá. Se
había quedado al fin quieta debajo de un árbol en un lugar que nunca había
visto, pero era muy calmado y con mucho pasto y flores.
Me acerqué a ella y la iba a tocar, pero ella me dijo “no”
con la cabeza.
-Vine a despedirme… ya es hora de que me vaya.
Le grité que no se vaya de muchas maneras, traté de
alcanzarla, pero se había elevado bastante y me miraba en lo que se iba
para el cielo. Me quedé arrodillada llorándole y suplicándole que vuelva…
Aparecí de nuevo en mi casa y ahí estaba mi papá. Le
expliqué que mi mami había venido y que la había perseguido para que vuelva y
me puse a llorar de nuevo. Mi papá sólo me abrazó mientras yo seguía
sollozando.
Me desperté llorando… y fui al cuarto de mi mamá y ahí
estaba ella en su cama con el mismo pijama turquesa con la que había muerto en
mi sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario