Estaba en el colegio. Era de tarde y encontré a mi hermana.
Pipi me decía que tenía que le había tocado vivir algo impactante y además, era
mi turno de vivirlo. Le pregunté el porqué y sólo me respondió que tenía que
hacer caso a lo que me dijesen. Me pareció un tanto absurdo, pero fue cuando a
lo lejos del pasillo vi una figura de un hombre vestido totalmente de negro y
viéndome fijamente. Nuestras miradas se cruzaron, pero ninguno la desvió, y,
por si fuera poco, me miraba como con odio. Parpadeé y ya no estaba. Genial…
Pasaron unos minutos y estaba con un señor que en mi vida lo
había visto, pero trabajaba en el colegio. Me dijo que tenía que ir a la parte
de atrás de un salón. Me quedé muda. ¿Por qué tenía que ir? Y sobretodo atrás
de un salón donde habían puras rocas arrumadas. Me acordé de mi hermana, y sin
refutar nada, fui donde me pidió.
Para mi suerte, aparte de las rocas que había, también
estaba un salón que no lo había notado anteriormente. Entré, y para mi
sorpresa, estaba mucha gente celebrando lo que podía ser un cumpleaños. Globos,
torta, música, lo que hay en una fiesta. Estaba Pipi otra vez, pero esta vez no
me recordó nada de nuestra anterior conversación así que lo dejé ir. Llegó el
momento de sentarse y repartir la torta. Una señora gorda que tampoco conocía,
se me acercó y me dijo algo como “Ahí está. Anda y hazle caso”. Me viré
bruscamente para ver de qué me hablaba y todas las personas me quedaron viendo.
La señora me sirvió y se fue y nadie hablaba. Iba a comer cuando algo me jaló fuera
de la sala. No pude notar nada. Fue como si un remolino de viento me hubiera
sacado de ahí. Para cuando abrí los ojos estaba fuera de la sala y oh sorpresa,
ya no estaba la fiesta, ni siquiera la misma sala. Sólo las rocas arrumadas.
Me viré y vi al hombre, que ya no era hombre, era un chico
vestido de negro el cual noté que casi desaparecía. No me asusté a pesar de que
ya me había dado cuenta anteriormente que era un fantasma, un alma como le digo
yo.
Me dijo que ya deberían haberme dicho que tenía que hacerle
caso. Y asentí. Pero no sabía exactamente de qué me hablaba.
Solo indicó que lo siguiera y sí, no caminaba, él flotaba.
Noté que nos fuimos por un camino con bastantes piedras, que al parecer era la
parte de más al fondo del colegio. Habían chicas con otros uniformes y había un
cerramiento entre todo eso. Era como una oficina con bastantes compuertas por
dentro. Tenía esa película negra que recubría el vidrio y estaban trabajando.
Cuando entré, las personas me vieron, pero no al chico que
iba conmigo. Él me dijo que teníamos que esperar a que todos se fueran. Y nos
quedamos conversando, pero no recuerdo qué le decía. Se oscureció rápido y los
trabajadores salieron, pero al momento que ellos salian, el señor que trabajaba
en el colegio, al parecer un conserje, entraba y me decía que no podía estar
ahí. Inexplicáblemente, el conserje vio al chico y le dijo que se fuera. El
chico le dijo que teníamos que hacer algo importante y no recuerdo más. Era de noche
y estábamos en esa oficina. Le dije que estaba esperando que me diga qué era lo
que debíamos hacer y sólo me decía que espere.
Me fui a una esquina a ver a través del vidrio y a él lo
dejé unos metros alejado de mí. Quería irme y no me importaba que me dijera que
tenía que hacerle caso. Me descuidé y cuando viré la cara, el tipo se abalanzó
contra mí haciéndome caer.
Me desperté.
:v
ResponderEliminar