sábado, 6 de abril de 2013

Sueño 1


Estaba en el colegio. Era de tarde y encontré a mi hermana. Pipi me decía que tenía que le había tocado vivir algo impactante y además, era mi turno de vivirlo. Le pregunté el porqué y sólo me respondió que tenía que hacer caso a lo que me dijesen. Me pareció un tanto absurdo, pero fue cuando a lo lejos del pasillo vi una figura de un hombre vestido totalmente de negro y viéndome fijamente. Nuestras miradas se cruzaron, pero ninguno la desvió, y, por si fuera poco, me miraba como con odio. Parpadeé y ya no estaba. Genial…
Pasaron unos minutos y estaba con un señor que en mi vida lo había visto, pero trabajaba en el colegio. Me dijo que tenía que ir a la parte de atrás de un salón. Me quedé muda. ¿Por qué tenía que ir? Y sobretodo atrás de un salón donde habían puras rocas arrumadas. Me acordé de mi hermana, y sin refutar nada, fui donde me pidió.
Para mi suerte, aparte de las rocas que había, también estaba un salón que no lo había notado anteriormente. Entré, y para mi sorpresa, estaba mucha gente celebrando lo que podía ser un cumpleaños. Globos, torta, música, lo que hay en una fiesta. Estaba Pipi otra vez, pero esta vez no me recordó nada de nuestra anterior conversación así que lo dejé ir. Llegó el momento de sentarse y repartir la torta. Una señora gorda que tampoco conocía, se me acercó y me dijo algo como “Ahí está. Anda y hazle caso”. Me viré bruscamente para ver de qué me hablaba y todas las personas me quedaron viendo. La señora me sirvió y se fue y nadie hablaba. Iba a comer cuando algo me jaló fuera de la sala. No pude notar nada. Fue como si un remolino de viento me hubiera sacado de ahí. Para cuando abrí los ojos estaba fuera de la sala y oh sorpresa, ya no estaba la fiesta, ni siquiera la misma sala. Sólo las rocas arrumadas.
Me viré y vi al hombre, que ya no era hombre, era un chico vestido de negro el cual noté que casi desaparecía. No me asusté a pesar de que ya me había dado cuenta anteriormente que era un fantasma, un alma como le digo yo.
Me dijo que ya deberían haberme dicho que tenía que hacerle caso. Y asentí. Pero no sabía exactamente de qué me hablaba.
Solo indicó que lo siguiera y sí, no caminaba, él flotaba. Noté que nos fuimos por un camino con bastantes piedras, que al parecer era la parte de más al fondo del colegio. Habían chicas con otros uniformes y había un cerramiento entre todo eso. Era como una oficina con bastantes compuertas por dentro. Tenía esa película negra que recubría el vidrio y estaban trabajando.
Cuando entré, las personas me vieron, pero no al chico que iba conmigo. Él me dijo que teníamos que esperar a que todos se fueran. Y nos quedamos conversando, pero no recuerdo qué le decía. Se oscureció rápido y los trabajadores salieron, pero al momento que ellos salian, el señor que trabajaba en el colegio, al parecer un conserje, entraba y me decía que no podía estar ahí. Inexplicáblemente, el conserje vio al chico y le dijo que se fuera. El chico le dijo que teníamos que hacer algo importante y no recuerdo más. Era de noche y estábamos en esa oficina. Le dije que estaba esperando que me diga qué era lo que debíamos hacer y sólo me decía que espere.
Me fui a una esquina a ver a través del vidrio y a él lo dejé unos metros alejado de mí. Quería irme y no me importaba que me dijera que tenía que hacerle caso. Me descuidé y cuando viré la cara, el tipo se abalanzó contra mí haciéndome caer.
Me desperté.

1 comentario: