Me encontraba en la Universidad, pero no era tal cual como
es. Era mucho más vieja. Estaba con un grupo de personas, al parecer
compañeros, y dentro de las aulas, en la planta alta, había bañeras con agua
caliente. Como aguas termales más o menos. Nos dispusimos a meternos dentro y
cerrar el curso con candado.
También estaban del lado de afuera los chicos que son un año
menor a mí en la facultad. Ellos nos hicieron una broma que era derretir el
candado y dejar la puerta abierta. Lo consiguieron y se quedaron ahí afuera
riéndose.
Estaba enojada. No tenían que haber hecho eso, salí y los
amenacé con algo que no recuerdo bien, pero que ellos quedaron callados. Volví
a meterme al curso, pero como el candado se había dañado, teníamos la puerta
junta nada más. Me metí a la bañera que quedaba casi en la entrada cuando vi
que la puerta se abrió un poco y se cerró al mismo tiempo. La quedé viendo e
imaginé que podían ser los chicos de tercero que seguían molestando. Me iba a
levantar cuando la puerta se abrió bruscamente y entró un chico con algo
parecido a un machete en su mano, un abrigo recogido de color plomo, el cabello
lacio un poco largo y los ojos desorbitados que me gritaba “¡Tengo que matarte!”.
Grité y grité fuerte. El tipo se abalanzó a la piscina donde
yo estaba y todo se oscureció.
Sentí como que la historia no debería de ser así, y reapareció
la escena desde donde juntábamos la puerta ya que el candado había sido
destruido.
Esta vez yo estaba en la misma piscina tan solo con un
perrito. Los compañeros estaban en las otras piscinas.
Vi nuevamente cómo se abría la puerta y se cerraba. Tenía
como una corazonada. Abracé a mi perrito (un cachorrito) y nuevamente se abrió
de un golpe la puerta. El curso se llenó de gritos, pero más sobresalía el de
él. “¡Tengo que matarte!”.
Traté de salir de la piscina, pero resbalé, y el tipo se
abalanzó sobre mí queriéndome incrustar el machete, con tanta mala suerte que a
quien enterró fue a mi cachorrito. La piscina estaba llena de sangre y yo no
paraba de gritar. Logré salir y vi cómo lo destripaba a mi perrito. Lloraba y
tenía miedo hasta que vi cómo lo abrió en dos con sus propias manos y me llené
de coraje. No importaban los compañeros, el tipo me quería a mí. Aproveché y di
las gracias a mi perrito por salvarme y mantenerlo ocupado un rato, entonces
salí corriendo, lo fui tumbando para abrirme paso, iba bajando las escaleras en
forma de caracol con todo el miedo detrás de mí. No sabía por qué rayos quería
matarme, pero me lañaba su cuchilla a cada rato. Las escaleras parecían interminables
y sólo me gritaba cosas relacionadas a que tenía que morir. Al fin llegué a la
planta de abajo y a las plazoletas donde estaba toda la gente de la facultad
conversando en pequeños grupos, como de costumbre. Salí gritando por ayuda y un
chico me preguntó que qué me pasaba y le dije que me venía a matar. Alzó la
mirada y vio que el tipo venía con el hacha directo a nosotros. Me dijo que
agarre algo para cubrirme por si alcanzara a llegarme la cuchilla y eso hice.
Encontré una especie de escudo y al momento que lo alcé, el tipo lo destrozó en
dos con su machete. Salí corriendo y gritando. Había otro chico que me hizo ver
una grada blanca alta. Llegué con él, me ayudó a subir y caí en un espacio
angosto sin salida. Si me encontraba, estaba perdida.
Aparecí en un centro comercial. Recordé que tenía que seguir
huyendo, pero no veía a nadie perseguirme, sólo gente caminando. Hasta que topé
cara a cara con un chico. Este tenía cabello corto y rubio. Traía un machete y
me sonrió malévolamente y empezó “Tienes que morir”. Salí otra vez corriendo y
gritando por el centro comercial cuando vi que frente a mí venía caminando alguien
conocido. ¡Era el tipo que quería asesinarme antes! Pero venía caminando y sin
los ojos desorbitados. No sé qué me dio, fue un impulso y corrí donde él. Pensé
que entre psicópatas podrían detenerse en su ambición de matarme. Llegué y me escondí
tras su espalda suplicándole que me ayude, que venía a matarme. Él vio que el
tipo corría hacia donde estábamos, agarró mi mano y salimos corriendo.
Todo terminó cuando me encontraba en una casa, leyendo un
mensaje bonito.
Me desperté.
PD: Todo gracias al culto satánico que hubo anoche por mi casa -w-
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