Aparecí de pronto en un lugar amplio lleno de columnas de
color plomo y muy altas. No vi el techo, sólo supuse que ahí estaba. Había una
señora detrás de mí. Hacía negocios y dos hombres grandes, robustos, vestidos y
con gafas de negro, aparentemente su equipo de seguridad, me sostenían. Uno en
cada lado.
La mujer llegó al fin de la negociación y prácticamente me
arrastraron hasta la salida. Parecía que me había comprado o algo similar.
Llegamos a la salida de ese lugar, específicamente en una carretera. Los tipos
de seguridad me soltaron, pero se mantenían alado mío.
Vi que a lo lejos se acercaba un camión. No lo pensé tanto y
justo unos tres pasos antes que pasara en frente de nosotros, salté a la calle.
Rodé hasta el otro lado de modo que el camión no permita a los señores de
seguridad que pasen inmediatamente a capturarme de nuevo. Y corrí, corrí
demasiado rápido. Escuchaba gritos de la vieja que me había comprado, y eso me
motivó a seguir corriendo. No había casi nadie, y eso me irritaba. Hasta que
empecé a ver el camino de tierra y un poco de casitas más adelante. Unos
señores pasaron y les pregunté si eso era un pueblo y con las justas me dijeron
que sí, porque salí corriendo de nuevo. Veía para atrás y me seguían aún.
Entré al pueblo y empecé a meterme entre calles, para
desviarlos en cada virada. Se me agotaban las fuerzas y las piernas hasta que
vi unas puertas enormes. Lo que parecía ser un garaje. Las puertas se estaban
cerrando y alcancé a meterme. Al menos ahí dentro no me encontrarían.
Caminé más calmada y dentro del garaje había una casita. No
lo pensé otra vez y me entré. Tenía una puerta muy pobre y con tela metálica.
Había una señora dentro que no se asustó al verme. Me ofreció comida y yo se la
acepté. Me dijo con señas que me vaya más adentro y llegué a la cocina donde
encontré un pequeño niño. No sé quién era, pero me dio un gran alivio verlo.
Estaba escondido también y le di mi salchicha que la señora amablemente me
había brindado.
Había él también escapado de la señora que me había
comprado. Estaba asustado en una esquina y mientras le hablaba de que se quede
ahí escondido, alcancé a ver por la ventana cómo los tipos de seguridad
entraban al garaje.
Le dije que se cuidara que yo los ahuyentaría y él se quedó
mientras yo salí corriendo por una puerta trasera. Iba entre los carros
esperando que se apartasen de la entrada por donde había entrado yo. Cuando los
vi lo bastante lejos, corrí directo a la salida. Ellos me notaron y empezó de
nuevo la persecución. Esta vez ellos empezaron a alcanzarme y vi un carro delante
de mí. No tuve más opción y me metí y recordé las clases de mi papá y puse a
andar el carro volviendo por donde había venido. Iba a toda velocidad para
sacarme a los tipos de encima. Fui tan rápido que no vi una curva que estaba en
lo alto. Caí con el carro y todo en una como piscina. Salí nadando a la
superficie a respirar y vi unas gradas con muchas personas vestidas de blanco
en ellas. Me vieron. Al momento supe que también trabajaban para la señora que
me había comprado. Di la vuelta y empecé a nadar para salir de ahí, pero yo no
sé nadar… y ellos ya estaban metiéndose al agua.
Me desperté.
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